17 de abril de 2018

Josefina Oliver 2ª parte vida y obra



Josefina Oliver y su hermana Catalina, copia iluminada en San Vicente provincia de Buenos Aires


Tengo que dar las gracias a Patricia Viaña como curadora(encargada del archivo de Josefina) Carla Vizan y a Florencia por el trabajo que han realizado para dar a conocer al mundo el archivo de Josefina y desde "acá" ,como se dice en Argentina, animarlas a seguir en su trabajo. Y ahora sí, seguimos con la segunda parte que me ha escrito Patricia, no se lo pierdan, en la tercera parte será todo sobre Mallorca. 
Primer tomo del diario de Josefina Oliver
A partir de 1897 Josefina Oliver aprende varias técnicas de fotografía con su padre, amigas y vecinos y las detalla en su Diario, al igual que los comercios donde se provee de materiales para este trabajo o donde le reparan su máquina de fotos.
Desde 1898 se dedica a tomar fotos e iluminar (colorear) sus copias, aunque sin conciencia del trabajo de avanzada que realiza con esto último. Sus amistades valoran estas intervenciones llenas de vida y tan personales yendo a su casa a retratarse o encargándole registrar sus eventos familiares.
Habilita su cuarto como estudio para realizar las fotos, muchas con empleo del espejo. Y fotografía en sus salidas las reuniones en casas de amigos, los paseos en grupo o en el campito que tiene su padre a 60 kms de Buenos Aires.
Al  mismo tiempo Josefina se fotografía generando una serie de cien autorretratos: indagación del yo en una época donde la mujer es figura decorativa, carente de norte propio, de preguntas sobre sí misma.
Además de revelar, ilumina (colorea) sus copias, de ¡9 x 12 cm!, con colores a la albúmina, usando tonos fuertes, inusuales para una época signada por el blanco y negro o el sepia.
Autorretrato con espejo
El 12 de diciembre del año 1907 se casa con su primo hermano Pepe Salas Oliver quien siempre ha sido un apoyo en sus intereses. Al tiempo Josefina hace unas fotos en donde ella y Pepe aparecen travestidos. Es el último día de carnaval, pero esa idea de disfrazarse “con trajes trocados” la repite otras veces con sus sobrinos, y más adelante con sus hijos.
Con su marido y con su padre, ambos mallorquines, proyectan el regreso a Mallorca, ideando esa vuelta a los orígenes. Pedro Oliver Colomar y Pepe Salas, llevan 40 y 16 años de ausencia de su isla amada y desean vivir en ella.
En el verano de 1910 y ante la próxima partida, Josefina toma muchas fotos como recuerdo de su Buenos Aires querido, y de Santa Ana, el campito que disfruta tanto.
En mayo, luego de un embarazo normal, pierde un varón en el parto. Queda débil y desconsolada, pero a pesar de la tristeza, mantienen los tres la idea del viaje a España. Embarcan en julio en el vapor Savoia hacia Palma de Mallorca.
A poco de llegar se instalan por un tiempo en Plaza de San Francisco nº 1 bis 2º, para luego ya mudarse a la casa de la calle Beata Catalina nº 5, a partir de mayo de 1912.
También en ese año Pedro Oliver compra una casa en Son Rapiña, Son Quint nº 4 – 12, donde van los fines de semana y en el verano.

Josefina Oliver y amigas copia iluminada

En los años 1911 y 1912 nacen sus dos hijas, Isabel y Juanita. Josefina y Pepe llevan una vida social activa dentro de la burguesía media mallorquina. Paseos de todo tipo por la isla, comidas, fiestas religiosas, baños estivales, reunión de familias…
Luego de meses de salud muy delicada, probablemente por diabetes, muere Pedro Oliver, su padre de 63 años, en noviembre de 1913. Un mazazo para Josefina y su hermana Catalina quienes lo veneran, agradecidas al cuidado amoroso que les prodigara en la infancia y adolescencia en reemplazo de la madre, aquejada con problemas mentales.
Josefina y Catalina porteñas al fin, deciden regresar junto a sus maridos, Pepe Salas y Genaro García, hacia Argentina en febrero de 1914.
El matrimonio Salas Oliver se instala en Adrogué, ciudad del
conurbano bonaerense, en una casa rodeada de jardin, con huerta, en la que en abril de 1915 tienen a su hijo Pedro.


Año 1880, Catalina Oliver
Año 1880, Josefina Oliver
Allí asisten sus dos hijitas a colegio de monjas, yendo ellos casi todos los días a la capital, a los negocios, teatros y cines, médicos, y a casa de Catalina y Genaro con quienes se reúnen, que a la vez  tienen cinco hijos dos mujeres y tres varones, los cinco muy apegados a Josefina y Pepe.
Hacia septiembre de 1921, Josefina sufre un desprendimiento de retina del ojo izquierdo, con el riesgo de quedar ciega por una turbiedad del derecho.
Abajo del consultorio del oculista hay una imprenta, y Josefina decide encuadernar, en un tomo, los siete primeros cuadernos de su Diario personal, que nombra ‘Apuntes 1’. Vital y creativa, supera el dolor de forma ejemplar.



Año 1886, Josefina y Catalina con su hermanastra
Mercedes Llobera.
Año 1889 Josefina con 14 años cuando
tiene que dejar la escuela.
En mayo de 1922 Josefina y Pepe con sus hijos, toman el barco a Europa para vivir definitivamente en Mallorca. Allí se instalan en Palma, retomando la casa en el centro, en la calle Beata Catalina nº 5, ‘casa de 400 años de antigüedad’.
Viven la, para ellos, nada agitada vida de ‘la isla de la calma’, rodeados de parientes y amigos, yendo a incontables fiestas populares, y circuitos turísticos de maravilla. Las fotos en estos años escasean; la vida hogareña, la lejanía con Buenos Aires, ciudad que estimula su creatividad, y la pérdida del ojo izquierdo, desalientan a Josefina. Pero en junio de 1925, comenta:
“Esta mañana vino un entendido en máquinas fotográficas y encargamos un cajón tipo Raffles para ponerle el objetivo Goezts de mi máquina vieja. Pepe estos días está muy atareado instalando en un cuarto de arriba un laboratorio para fotografía.”
Así Pepe comienza a tomar fotografías a sus hijos y, además de copiarlas, amplía muchas de las placas de vidrio de Josefina de principio de siglo. Ella ilumina (colorea) todo ese material, muy importante luego en los últimos cuadernos que escribe a lo largo de los diez años finales de su vida.


Josefina y su familia siempre han disfrutado de buen humor que lo refleja en muchas fotos
Chacra( granja, cortijo, posesión) Santa Ana en San Vicente 1896, copia iluminada( coloreada)

Su hija mayor Isabel, se compromete con Manuel Balaguer, médico, con quien se casa en 1934.
A fin de ese año viajan Pepe, Josefina y Juanita, su otra hija, a Buenos Aires. En septiembre de 1935 nace su primer nieto, Manuel Balaguer Salas.
Regresan a Mallorca en mayo de 1936, y en julio comienza la Guerra Civil en España. Luego de meses de ver el horror en progreso, Pepe y Josefina deciden volver hacia Argentina con Pedro, su hijo argentino, para evitar su enrolamiento en el ejército español. Toman el vapor Augustus en enero de 1937. Josefina y Pepe ya no van a regresar a España.


Chacra Santa Ana copia iluminada

En noviembre, en Mallorca y en plena guerra, Juanita su hija se casa con Pepe Vich.
Al mes Isabel, su otra hija, tiene una niña, Isabel Balaguer Salas.
En abril de 1939 termina la guerra civil.
A fin de año nace su nieto Pedrito Vich Salas.
En marzo de 1940, con cuatro meses, Pedrito Vich muere repentinamente en su cuna. Acto seguido su madre, Juanita, se suicida.
Josefina y Pepe, en Argentina, quedan arrasados con la tragedia. Ella solo puede llorar, y deja de escribir en su Diario. Sin embargo aún la espera más sufrimiento. A Pepe una gripe se le complica con un problema cardíaco y fallece el 13 de agosto.


Chacra Santa Ano año 1897, copia iluminada y como siempre un pequeño toque de humor

Ese fin de mes llega de España su hija Isabel, embarazada y con sus dos hijitos. Josefina alquila un departamento en donde viven juntas. En noviembre nace su nieta Pepita Balaguer Salas, su alegría en esos años. Manuel Balaguer, el padre, recién puede venir desde Mallorca un año y medio después.
Época de abatimiento profundo en que cierra el apunte de cada día con las iniciales enlazadas de sus dos amados, seguidas por dos cruces. PJ++
Pero, a partir de agosto de 1943, Josefina emerge de su desolación con un giro vital.
Retoma sus obra escrita completa y la entrecruza, incorporando a los textos del Diario sus collages y sus fotografías iluminadas. Luego da a encuadernar esa edición, y le entregan en once meses, diez tomos que van desde 1899 a 1937.


Año 1900 las hermanas Oliver con Juan Ripoll, copia pintada, experimentos de Josefina.

La conexión con sus trabajos de 45 años atrás, la lleva a consolidar las dos formas elegidas de expresión, logrando integrar escritos y plástica, a la vez que agrega un espacio de memoria y homenaje a sus seres queridos.
Consigue también preservar su obra completa para un público aún difuso pero intuido. Sin esta edición, es factible que sus múltiples registros se hubieran perdido.
En 1948 edita 4 o 5 libros de recortes, que llama ‘pegotes’. Están compuestos por ilustraciones, láminas y sueltos recolectados en libros y revistas, y emplea el collage en este trabajo.
El 3 de noviembre de 1955 muere su hermana Catalina, compañera y referente de toda su vida.
A principios de 1956, mientras escribe su diario tiene un derrame cerebral y, tres días después, muere Josefina Oliver, el 23 de enero.

Año 1901, Dos zagalas regresan del campo. Foto iluminada (coloreada) sobre escenografía armada por Josefina Oliver.


Patricia Viaña nieta de Catalina Oliver, recuperó toda su obra monumental a partir de octubre del 2006, cuando la encontró por casualidad. Divide, para una mejor comprensión, las facetas creativas de Josefina Oliver.

La Escritora.-

En el siglo xix el Diario personal era considerado un género literario ‘menor’ y, por lo tanto,
permitido a las señoritas. Desde 1892, Josefina toma apuntes de su vida cotidiana, que después copia en cuadernos.
Aprende caligrafía con un tratado para presentarlo con esmero, y sigue a las revistas del momento -“Blanco y Negro”, “La Ilustación Artística”-, matizando, como ellas, sus escritos con juegos o recortes varios, y los ilustra con fotos propias o de profesionales.


Las hermanas Oliver y las hermanas Grau en la Chacra de Santa Ana.

Josefina Oliver acata los preceptos victorianos de orden y deber ser, guías de su vida y
escritura, y así registra el mundo externo, componiendo un gran friso, de buen tono. Todo está allí: comercios, vecindario, comidas, clubes; su amado Buenos Aires, con el cambio avasallante de fisonomía y el progreso; los paseos y espectáculos de teatro, de cine, conciertos, radio, que detalla con título, elenco y opinión.
Agrega de fondo, los principales hechos políticos del país y del mundo, durante los 64 años
en que escribe estos veinte tomos, que llama, orgullosa, “Mi Colección”. Pero Josefina vela su yo personal y aquellos temas de los que ‘no se habla’. Impresiona comprobar cómo calla y oculta la enfermedad y muerte de su madre en las 8.400 páginas del Diario y en sus cartas. Obedece un mandato social tácito.


Año 1897, Chacra Santa Ana, otro momento de risas, los árboles eran atacados por langostas, copia iluminada.
Sin embargo, su carácter apasionado fluye siempre en su correspondencia en un estilo coloquial, lleno de gracia y de giros temperamentales; sensato y con humor a la vez.
Al revisar la historia oral familiar, rastreé pequeños datos entre sus líneas que, junto a registros de la ciudad de Buenos Aires, evidenciaron la insanía de su madre.
Esta realidad marca a Josefina desde el nacimiento y, muestra en un punto, el atrás de su expresión plástica, marcada por el uso particular y decidido que despliega en la elección del color. Una contracara, un escape a la negrura y el silencio de años dolorosos.

+ La Fotógrafa.-

Desde bebé fotografían a Josefina en estudios profesionales; costumbre que seguirá de
jovencita con su familia y amigas, hasta aproximarse a la fotografía de aficionados, gracias a unos vecinos.
La fotografía, como entretenimiento social preferido, resultaba un espacio en donde la mujer
carecía de obstáculos para desenvolverse porque, claro, era un juego más, no visto como arte. Nadie hubiera imaginado a Josefina objeto de ponencias, muestra, libro, como está hoy.


Año 1901, Pepe Salas y Juan Coll en San Vicente, copia iluminada.

Es una aficionada autodidacta, que realiza su trabajo en forma hogareña, casi un crochet
o una costura más. Saca las fotos, las revela, copia y elige muchas para iluminar ella misma, con pinturas a la albúmina. Comparte esta distracción dentro de su círculo de amigas de burguesía, entre quienes realizan divertimentos -fotos en géneros, en estampillas-, y se benefician con el préstamo de cámaras y enseñanzas ocasionales de amigos.
Josefina Oliver, por su parte suma a esto el registro de su tarea fotográfica en el Diario personal,
siendo tal vez la única fotógrafa argentina de entonces en tener una reseña así.


Año 1899 patio Fila Devesa copia iluminada, como veis sigue experimentando con los colores.
“[…] Fuimos a lo de Lepage a comprar placas en coche y después a casa Grau. Allí me saqué de manola con Amelia y de perfil y peinado bajo. Luego nos encerramos en la cámara oscura y cerca de dos horas estuvimos trabajando Amelia, Fissas y yo en revelar 18 placas […].” Diario 2, p. 073.
Desde 1899 Josefina deja de retratarse con profesionales, porque empieza a tomar sus
propias fotos y con ellas genera, a lo largo de diez años, una serie de 100 autorretratos, en donde
explora ‘más caras’ de sí misma. Incorpora las copias en el Diario bajo el epígrafe: “Yo”, elección inusual en una época, en donde la mujer - al no ser destinataria de preguntas - poco o nada dedica al autoanálisis.

Cincuenta años más tarde, titula “Yo (Algunos Recuerdos)” a su Autobiografía de 1948, marcando la analogía temática entre su escritura y su fotografía, estructuradas ambas en la indagación de la propia persona y en su condición de mujer. ¿Quién soy?, ¿qué otra, y hasta qué otro, pude haber sido? se interroga, pero siempre por medio de sus fotos.


Año 1901, las hermanas Oliver en un comedor, copia iluminada y como veis lo difícil que era este arte de pintado.

Su especialidad es el retrato: a parientes, empleados, amigos, que van a su casa o la llaman a las
suyas para ser fotografiados por ella. Es probable que haya recurrido para estas tomas al libro “La Fotografía Moderna” de Francisco Pociello, que figura en su biblioteca en el año 1900.
Arma algunas escenografías para fotos, buscando borrar el límite entre lo figurado y lo real.

+ La Plástica.-

Hasta principios del s xx las imágenes eran en blanco y negro o sepia. Sin embargo, Josefina
Oliver ilumina mil trescientas fotos propias con pinturas a la albúmina, compradas en la droguería del Águila en Rosario, Pcia de Santa Fe, o en lo de Stein en Buenos Aires.


La visita a la enferma.  Foto sobre una escenografía de Josefina e iluminada (coloreada) como un cuadro por ella. Año 1900.


Pictorialista en el pequeño formato de 9x12, colorea en un estilo tradicional o, también,
transforma las fotos en cuadros neoimpresionistas, de pinceladas ligeras o puntillistas. Hoy impactan por la saturación de los colores, y entonces sus amistades las deseaban, como cuenta a Catalina, su hermana:
“[…] Llevé los dos retratos de Porota, y estuvieron una hora alabándolos, pidiéndome luego por favor, que le sacase un retrato á la nena de Cecilia, y que se lo pintara igual que los de la Porota […]” Postal 026b, mayo 1906.
El historiador fotográfico Abel Alexander afirma: “Josefina quiere ser su propia protagonista en el cuarto oscuro; y revela, copia y cuando la técnica le dice: ‘hasta aquí usted llega’, ella traspone ese límite iluminando: una adelantada a su época, que rompe esquemas.”
Con sus fotos iluminadas Josefina crea postales, que adhiere a soportes, en donde redacta los textos. Son centenas de obritas de gran calidad, para su gente y destinatarios de otros países.

+ La Editora.-

Josefina edita entre 1902 y 1910 sus álbumes de fotos, y recién en 1922 realiza la edición del
primer tomo de su Diario, tarea que interrumpe al irse a vivir a Mallorca hasta 1937, cuando regresa a Buenos Aires, sin retomar este trabajo editorial.


Seguimos con el buen humor, esta en el año 1901 en la Chacra Santa Ana, copia iluminada.
En 1940, su hija Juana se suicida, luego de la muerte súbita del hijito. Josefina queda arrasada.
Cinco meses después, muere Pepe, su marido y compañero.
No obstante, tres años más tarde, resurge de esta tragedia afirmada en su obra, a la que recupera
decidida en una edición, en la que integra tanto la parte escrita como la plástica.
Abel Alexander la considera “una exclusiva edición con un ejemplar único.”
En un año, envía a encuadernar diez tomos en donde expone, como en una galería, sus fotos iluminadas y collages de 35 años antes. Para 1952 termina 16 tomos; pero, no pudiendo continuar por su edad avanzada, deja cuatro volúmenes editados con indicaciones precisas para su encuadernación.

+ Conclusiones.-

Como mujer Josefina tiene posibilidades nulas para satisfacer su necesidad interior de
expresión, de trascendencia; pero su talento radica en el hallazgo de una grieta para evadirse de su época, su medio, su género.
Tanto el Diario personal como la Fotografía de autorretratos en lugar de elecciones casuales son
causales. Ambas indagan y afirman el yo y, a la vez, fijan y recortan el tiempo y el espacio, confiriendo una coherencia particular a su obra.


Esto era lo que le gustaba a Josefina, adornar sus fotos, copia iluminada.

Esta actitud de transgresión existencial, proyecta a Josefina al futuro, ya que con su
iluminado (coloreado) de fotos en 1899, adelanta la fotografía en color que aparecerá recién en 1942, masificándose en 1963.
Josefina Oliver morirá en enero de 1956, a los 80 años, con una obra extraordinaria y sin imaginar la dimensión de su creatividad, ni sospechar las palabras de Alejandro Castellanos, Director del Centro de la Imagen de la Ciudad de México, para quien Josefina desarrolla “ un proyecto muy, muy valioso. Parecida a Frida Kahlo. Texto con edición de ambas cosas: fotos y escritos. Un corpus completísimo, un archivo muy importante para la Fotografía en Latinoamérica.”
Josefina Oliver así, abre un espacio de rescate de aficionados que, como ella, contruyeron
invisibles la intimidad de la Nación, en su vida cotidiana, pero codo a codo con los profesionales.
En los años que lleva esta investigación, es notable la adhesión instantánea que produce su
obra entre la gente joven que, no tan interesada en la consideración histórica, se maravilla por el espíritu y la actualidad de Josefina Oliver, autora a quien reconocen como a una par.

Patricia Viaña creadora del Archivo Josefina Oliver, ponencia en la 12ª Jornada Provincial Histórica y Fotográfica de Quilmes


Año 1897 copia iluminada en la Chacra Santa Ana, sus años más felices.

Otra foto en Chacra, copia iluminada y como veis todo sirve para tomar una foto y después colorearla.


Foto de las Hermanas Oliver con su perro guardián, copia iluminada


Año 1908 boda de Josefina Oliver
con Pepe Salas
Año 1902 boda de Catalina Oliver
con Genaro García





















Hermanas Oliver inseparables




















año 1902 en casa de su hermana Catalina en San Martín de las Escobas, Santa Fé, Josefina al Piano.

El piano una de sus diversiones, postal iluminada.

Otro Collage 22 de enero de 1907, copia iluminada.

Año 1907, copia iluminada, Josefina sentada y detrás grandes recuerdos.

Carnavales y travestismo, ella de hombre y Pepe de mujer con bigotes los dos,
 la pequeña es la sobrina

Hijas de Josefina, Isabel y Juanita, copia iluminada

Catalina Oliver y su hija, copia iluminada

Esta vez las bromas es con las armas, todo vale para una buena foto.

Todos los hermanos Salas Oliver y su mascota, copia iluminada en Adrogué, Argentina

Pepe Salas un Padre feliz con sus hijos, copia iluminada.

Pepe Salas jugando con sus hijos.

Pedro Salas Oliver regando las plantas en Adrogué, 1920, copia iluminada

Año 1921, dias de carnaval, todo eran risas y alegrias, copia iluminada
Año 1924, Pedro Salas Oliver dando de comer a las gallina, copia iluminada en Son Rapinya.

Desde que murió su hija Juanita, más que su nombre ponía el epígrafe  ¡¡ELLA!!
Retratos de Josefina Oliver con los años que van pasando.
Más rretratos.
Parte de los tomos que escribió Josefina Oliver, los cuales, estaban desperdigados por América del Sur y Europa. 

        Podía poner más fotos, pues Patricia Viaña tiene mas de 2000, he puesto las que yo he creído que eran las que tenían que estar, de todas maneras quiero agradecer a Patricia, Carla y Florencia que me hayan dejado poner todas estas fotos y adjuntarlas a su escrito. Como he dicho en la tercera entrega será todo de sus viajes y estancias en Mallorca.

Una cosa más, si queréis más información sobre Josefina Oliver, la tenéis en Facebook y en una pagina WEB

https://www.facebook.com/josefinaoliverfotografa/

http://www.josefinaoliver.com/index

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Publicado por Sebas Bauzá.


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