1 de mayo de 2013

Los mallorquines y sus sombreros






 Tomándose un "Palo" mallorquín en la terracita del bar.
 
 Hubo una época que tanto los mallorquines como las mallorquinas llevaban todos sombrero. No solo en Mallorca, también a las otras islas la moda de los sombreros causó furor a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, si bien, como es lógico, el sombrero siempre se ha usado en Mallorca, sobre todo la gente del campo. Aquí hablaremos sólo de los años en que todo el mundo llevaba sombrero para ir a la moda que se dictaba en Cataluña y el país Valenciano.

Paseando por la Rambla con el imprescindible bombín

El "bombet" o bombín, era un sombrero fuerte de cofa convexa que se llevó en invierno durante el siglo XIX, con la americana, y en los ambientes ciudadanos. Con la aparición del sombrero de fieltro, de alas anchas, el bombín le fue dejando paso poco a poco. Este sombrero, que estaba de moda tanto en Cataluña como en Valencia, como hemos dicho, tenía un curioso lenguaje visual. Parece ser que, según como se elevaban las diferentes partes del ala, se daba a entender el estado de quien lo llevaba: soltero, casado o viudo. Para el verano, el sombrero de paja era lo que llevaban tanto los hombres como las mujeres. El sombrero de paja se hacía normalmente de hoja de palmito y lo usaban también en Ibiza y Menorca.

Guillem Descatlar, el Marques de Palmer (en el centro) con otros políticos con chistera

  Por otra parte, las chisteras, o sombrero de copa alta, sólo lo llevaban las autoridades o gente importante para ir a algún acto que exigiera ir de etiqueta. Pero no sólo eran estos sombreros los que se usaban en Mallorca. Había de todo tipo y para todos los gustos. Eso sí, durante este periodo de tiempo, todo el mundo llevaba sombrero, faltaría más, era la moda.
                                     
   Dice Mario Verdaguer en su libro "La Ciudad Desvanecida", que... "Los sombreros eran un artefacto indispensable para saludar. El saludo de un señor no se podía concebir de ninguna manera separada del sombrero. Sin sombrero no había posibilidad de descubrirse, y sin descubrirse, era absolutamente imposible manifestar respeto y admiración. En una palabra, era encontrarse sin armas para cumplir debidamente con las reglas fundamentales de la urbanidad y cortesía. Saludar con la mano, sin que esta mano sostuviera un gorro, entre la sociedad distinguida del siglo XIX y principios del XX era una grosería inadmisible".
Por ello, un hombre sin sombrero, era un señor desarmado ante la sociedad.

Esperando que empiece un desfile en la Rambla

 Cuenta también Verdaguer que un caballero que saludaba con el sombrero de copa o chistera de una manera irreprochable y nobilísima era el General Ortega, cuyo nombre perdura en una calle de nuestro ensanche palmesano. El General, que gozaba de la simpatía unánime de nuestra ciudad, cada tarde salía a pasear de paisano con su elegante levita y su lustroso sombrero de copa, acompañado de su ayudante, de uniforme.
..."El sombrero de copa, o chistera, impelido por el resorte invisible de su intachable urbanidad, iniciaba, desde el preciso momento en que el general salía de Capitanía, una serie interminable de saludos. El saludo que hacía descender el sombrero hasta casi tocar la copa con la rodilla mientras una sonrisa bondadosa iluminaba la cara del general, era la que destinaba a los soldados que, cuadrándose y dando media vuelta de frente, le rendían el saludo reglamentario. Después había el saludo para las señoras, largo, en la que el sombrero describía medio círculo respetuoso, dando la sensación de que le había de nacer un plumero para besar la tierra. Luego venía el saludo rígido, rápido, dosificado, de estricta etiqueta, para distribuir entre los que por su parte le ofrecían el saludo". 

 Paseando por el tramo del Faro de La Riba en el puerto de Palma

   Todo esto ahora puede parecer un poco chocante, pero sin duda, esta rigurosa urbanidad señorial, de la que el general Ortega era un espejo limpio, introducía un prestigio, un relieve e incluso una belleza sutil en las relaciones sociales, teñidas de un matiz de señorío y de aristocracia que ahora se ha perdido completamente.
    Otro caballero mallorquín que saludaba de una manera insuperable con el bombín, dice Verdaguer, era el senador del Reino, Don Jerónimo Ríos. Cuando veía que se acercaban señoras conocidas, se detenía, inclinaba la noble testa de la que colgaban dos abundantes patillas blancas y, cuando las damas pasaban por su lado, él, hacía describir a su bombín un círculo lento y respetuoso, mientras decía con voz grave:
- ¡¡ A SUS PIES, SEÑORAS MIAS !!

  Algún evento en algún lugar de Mallorca...¡A saber!

 Se podía circular por toda Palma con bombín, menos por el barrio de Santa Catalina. Esto a principios de siglo, era una utopía. Sólo había, como zona neutral, la calle de San Magín para la comunicación con el Terreno. Si uno se aventuraba con el bombín puesto, a pasar por cualquier calle de este simpático barrio marinero, la chiquilería se amontonaba enseguida y la algarabía que se armaba era inenarrable. En el centro de lo que ahora es la Plaza del Progreso había un montículo con las ruinas de un molino harinero. La muchachada catalinera tenía allí montado su cuartel general, y nunca, nunca, ningún hombre con bombín se atrevió a pasar por aquel lugar.
¡¡TEMPUS FUGIT!!

Como vemos, las clases obreras usaban preferentemente gorras




FUENTE

Fotos antiguas de Palma (Bar Mavi, 65 aniversario)

Este video lo realicé en el año 2020 y es inédito en la Red. Fue un regalo de FAM a los antiguos propietarios (lo traspasaron, ahora hay otr...